mucho menos si
encima,
me estás observando con esos ojos rojos,
esa clara cara,
todo un cúmulo vivo de otras cosas que apunta hacia mí,
divino
y no me asemejo siquiera a mí mismo…
¿cómo reconocerme nunca?
¿cómo animarme nunca?
soy otro nadie en tu mirada fresca
(¿o no?)
¿caigo en ti, o recurro a ti, …como se recurre a un vaso de agua?
o ya no hay nada más para mí que ese vaso
de agua,
de luz,
de esperanza,
de nostalgia recuperada y borrada,
de …
tuyo.
Yo tampoco sé en que me convierto cuando miro a esa persona. La verdad es que me odio.
ResponderEliminarExcelente tu laburo. Sigo este blog, pero YA!
Gracias, amigo.
ResponderEliminarSiempre es bueno lo que nos ayuda a olvidar -aunque sea por un momento- que uno "está solo y espera"...
d