viernes, 4 de abril de 2008

Sincero

Curiosa la postura cómica que adoptan los cadáveres como despedida.

He visto decenas de muertos, y todavía no me aburro de contemplar sus gestos, la posición de sus miembros; como queriendo imitarnos, pero hallando sólo el ridículo...

Esta mujer, por ejemplo, quiere confundirse con la fotografía de una joven hilarante: carcajada, cejas arqueadas, frente fruncida,… completito, completito… y no es más que una pobre asistente social semienterrada en el barro de una cuneta de arrabal.

Uno se aleja del ruido.

Del centro de la ciudad.

De la cana.

Buscando tranquilidad… y víctimas con menos que perder, no tan cobardes…

Me vengo para acá y los dejo en paz, pero ellos no me dejan tranquilo.

Ahora, me quieren enseñar cómo tengo que criar a los hijos de mi señora!

Quién lo ha visto!

Qué se pongan calzado, zapatillas (con qué plata!), que vayan a la escuela (con qué plata!), desayunados (y dale!), y que la ropa y que el médico, y hasta me han llegado a decir que la criatura no puede laburar porque no sé qué diablos!!

Si acaso no pateaba yo las calles de esta ciudad repodrida, cuando tenía menos edad todavía que el pibe?!

Ahora que la miro bien…, quietecita…, sin molestar…, parece buena piba esta mina.

No debe ni llegar a los treinta, te digo.

Y bueno!

Mala suerte! …yo también la tengo.

Hacía bastante que no buscaba excusa para facturar… venía escaseando de fiambres, últimamente.

Con ésta? No podía tener mejor motivo, pero igual, la Carmelita no lo entendería… veré de que no se entere…

Linda trucha, medio bastante embarrada ya, y sin carcajada, pero se defiende.

Será mística?

Melancolía?: Siempre me cuesta taparles la cara, por eso debe ser que la dejo para lo último… quién sabe?

Y buéeh…!

Espero que no sean tan desprolijos cuando les toque enterrarme a mí… aunque supongo que un ataúd facilita las cosas…

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