Todo estaba cubierto por el aire blanco de la rutina… pero en un santiamén, el viento trajo consigo el azul de la sorpresa. Descubrió que tenía nudillos de viejo.
Dolió aquella despedida de sus años “mozos”, del aroma a ruda de la casa de sus abuelos, del gusto del dulce de leche casero, y de las lágrimas de infancia, impotentes y queribles. Todo había cambiado. Ya unos labios besaban su cuerpo, ya otros le decían, con la voz más dulce del mundo, “papi”.
Quería verano y sol joven; quería corridas por descampados prestados, infinitos; quería voz blanca, chillona y aguda de niño… casi como la que lo llamaba “papito”. Nada de lumbalgia, ni facturas de luz y de gas, tampoco quería el “Sí, Señor” diplomático, de ahora,… Sí… definitivamente prefería aquel “sí, señor” de antes, de niño en reprimenda, que en su defecto o en su ausencia iba reemplazado por una cachetada.
El espejo seguía siendo su amigo… tal vez por costumbre – de ambos – de mirar a los ojos, y no reparar en detalles… no, él seguía siendo su más querido compañero de diálogos íntimos, risas bobas, descargas iracundas, muecas… pero esta vez, sin espejo, vio que sus nudillos de viejo eran suyos, porque los vio con sus propios ojos, y apagó la luz y encendió música a todo volumen – un tema conocido, para poder gritar la letra y no pensar –. Pero sólo pudo gritar en su pecho, allá adentro… porque por fuera, las lágrimas absorbían el sonido y rodaban hasta su barba, para humedecerla y contarle que, al fin y al cabo, sus ojos – esos ojos – también habían cambiado esta vez.
Se hundía más y más, irrefrenablemente iba cayendo hacia esas profundidades que tanto le interesaba recorrer, sin embargo, ahora no era empujado por su afán introspectivo, sino que su presencia era exigida sin objeciones por la oscuridad. Un aire gélido iba desplegándose desde su interior y el frío lo embargaba, cuando un haz de luz, que él – ojos cerrados – siente con la piel, irrumpe en el cuatro sin luz y le recorta el cuerpo. Una figurita, al mismo tiempo, recorta el haz oportuno, pequeña, curiosa: “Papi, por qué lloras?”
"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos" George Bernard Shaw
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Muy bueno, estas aprendiendo cada vez mas a expresarte per escrito, aunque solo "sea para unos pocos o para nadie" que frase un amigo escritor me la dijo o" solo para locos" ja, vasta, muy bueno che, nos vemos.
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