Esta sección, como su nombre lo indica, estará años luz alejada de la política. Nada de temas aburridos que interesan sólo a los que no tienen nada que hacer, a los haraganes de siempre.
Porque uno viene cansado del laburo, o de la facultad, y no tiene por qué dejar que cualquier sinvergüenza sabelotodo venga a decirle qué tiene que hacer, decir, pensar o dejar de hacer. Por eso, y para desenchufarnos del trajín diario, es que creamos esta columna.
Fútbol, el deporte del Pueblo por excelencia. De cuál otro podríamos hablar con tanta certeza de que nos están prestando la mayor atención? Ninguno es tan popular. Así, de esta forma, comencemos a hablar de los partidos que se jugaron el fin de semana… sí, este fin de semana que pasó, y en el cual tantas personas sufrieron hambre y frío. Qué inviernito, eh? Cuestiones nada fuera de lo común, por lo demás… o acaso no es del conocimiento público que cada vez hay más y más pobres, y los sueldos están cada vez más y más bajos en cuanto al valor real? Por eso, pasemos a lo que nos interesa de verdad: los “centros” de un hombre-máquina, semihéroe, que cobra millones de dólares anuales precisamente por eso: por correr detrás de una pelota, y patearla. Hay, realmente, algo más digno de admiración y respeto, que hacer un gol?! Vos y yo sabemos que no… Por eso nos pasamos la vida armando líos con hinchadas de otros equipos, escuchando partidos de la “A” por radio con la presión en las nubes, y nos desvivimos por conocer – y recordar – todas las estadísticas de Nuestro Equipo, a lo largo de la Historia, o me van a decir que “La Historia” es únicamente lo que se cuenta de personajes que forjaron civilizaciones milenarias con su sangre y sudor… y que nadie conoció, o mártires que (per)dieron sus vidas por algún “ideal sublime”?. A quién le importa todo esto que pasó hace miles de años?! Mucho más importante es el número de goles que Nuestro Equipo metió en el superclásico del Clausura del ’68, así que no me vengan con cuentos!!!!
Pero no nos salgamos del tema… Te cuento, querido lector, que Nuestro Equipo salió beneficiado en el tablero con un ROTUNDO 3 – 0. Destacándose una jugada modelo del “Pepi” Salveiro, a los 31’ del premier tiempo. ¡Te dije que Nuestro Equipo no iba a defraudarnos, y que valía mucho más la pena verlo por TV que perder el tiempo hablando pavadas con amigos o con la familia: nada mejor que estar tirado como una ostra, viendo el partido por TV, con un porrón en la mano! Allá ellos, los que desperdician la vida interesándose por cuestiones fútiles, como ser el curso de los acontecimientos y las andadas de los que dirigen nuestra sociedad a su antojo, si total no podemos hacer nada?!: La vida no es andar detrás de los gobernantes, controlándolos como si fueran nenitos de siete años… que para eso los elegimos: para que se encarguen de gobernarnos, y así deslindarnos, nosotros, de la embarazosa responsabilidad de ser ciudadanos y tener más tiempo para ocuparnos de jugar y presenciar el juego que más nos gusta, o no?! Ah! Y no puedo dejar de contarte la hazaña de la delegación del “Luciérnaga” Flores…, el pasado lunes, en un corte, los paró un piquetero protestando por no sé qué ajustes de qué cosa, se bajó todo el plantel – estaban, se ve, un poquito apurados – y lo dejaron casi hemipléjico a coscorrones… Así se hace!!! Bien merecido se lo tienen esos holgazanes: que aprendan la lección y vayan a trabajar!!! Podrán meterse con nuestros salarios, nuestras jubilaciones y coberturas médicas, podrán jugar todo lo que quieran con nosotros, nuestro futuro y el de nuestras familias, despotricando contra la Argentina, nuestro representantes, el capitalismo y todas esas porquerías que ni ellos saben de qué se tratan…: pero que no se metan con el “Luciérnaga”, porque ahí sí que saltamos todos, y van a ver…! Sí, las barra bravas, tan calumniadas, tienen el objetivo muy noble de hacer valer nuestra camiseta. Por ejemplo, el otro día, casi me agarro a trompadas con mi jefe, un explotador, sí, pero no fue, por mi salario, congelado desde hace dos años, no: fue porque osó humillar Nuestro Equipo, sabés? Sí, claro que sí: vos lo sabés muy bien, porque sos igual que yo… sí, por supuesto que me hice echar, Qué se cree?!
Es verdad, a veces, en momentos de debilidad, se me da por pensar: “qué afortunado ese Pepi, gana un millón de euros por año, y a mí hace tres años que no me pagan aguinaldo… una platita que ando esperando para comprarle el lavarropas nuevo a mi señora que se está haciendo trizas las manos ya, de tanto fregar, porque, viste?, el que tenemos ahora ya se puso viejo y anda cuando quiere… pobres los que directamente no tienen lavarropas!!! Y este Pepi ganando tanta guita por mes… pero después, al recordar la felicidad que me embarga ganar una copa, cualquier torneo o un superclásico – y demostrarle a Los Otros quién manda –, tanta, que hasta me imagino dando la vuelta olímpica con ellos…, y ves? Todo eso no tiene precio.
Por otra parte, siguiendo donde estábamos, este lunes pasan – justo en el mismo horario del partido de Nuestro Equipo contra Los Otros – un documental sobre la supuesta decadencia del Pueblo Argentino y sus avivadas, berretines, atadas con alambre y todas esas cosas que dicen que somos… nosotros?! La cuna de Maradona y de Favaloro?! Precisamente nosotros, los mejores del mundo?!! No tienen ni idea… Bueno, la cosa es que andan recomendando ese documental en las escuelas, les dicen a nuestros hijos que lo vean, pero lo que estas maestras burras no saben, es que es nada menos que la última fecha de Nuestro Equipo en el Apertura, así que ni se te vaya a ocurrir olvidarte: primero, Nuestro Equipo, después, la escuela de los chicos, los programas aburridos de la bruja, y cualquier otra cosa que no nos dé la alegría que nos proporciona esta pasión tan nuestra que es el Fútbol!!!
Así que, fiel lector, cada vez que la realidad te golpée, cada vez que el jefe te humille, te falten unos mangos o la vida te de la espalda, pensá en nosotros, tus camaradas del deporte, y en los domingos de cancha, en donde descargamos nuestras malas ondas, para luego iniciar una nueva semana mejor dispuestos a recibir esos disgustos de los que no podemos librarnos, porque… sí, las cosas están para el lado de los tomates, y uno tiene que bancárselas, pero nosotros tenemos el mejor y más popular deporte de nuestro lado, el que aleja la realidad para aunarnos en un grito de alegría y sueños, el deporte que mejor representa a esta sociedad en que vivimos: El Fútbol.
(dicen que la ironía es la mejor forma de la inteligencia...)
d
"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos" George Bernard Shaw
Etiquetas
pensamientos
conciencia
poesía
actualidad
política
escritura
democracia
medios de comunicación
citas
elecciones
inercia
sociología
arte
lenguaje
literaturidad
moda
relatos
revista aretha
izquierdas
justicia
libros libres
pragmatismo
prosa
psicología
FARCs
autor
folletín
fútbol
música
piratería
tribus urbanas
artes marciales
borges
cultura libre
humor
soberbia
software libre
vegetarianismo
wordpress
viernes, 9 de noviembre de 2007
domingo, 4 de noviembre de 2007
Papi
Todo estaba cubierto por el aire blanco de la rutina… pero en un santiamén, el viento trajo consigo el azul de la sorpresa. Descubrió que tenía nudillos de viejo.
Dolió aquella despedida de sus años “mozos”, del aroma a ruda de la casa de sus abuelos, del gusto del dulce de leche casero, y de las lágrimas de infancia, impotentes y queribles. Todo había cambiado. Ya unos labios besaban su cuerpo, ya otros le decían, con la voz más dulce del mundo, “papi”.
Quería verano y sol joven; quería corridas por descampados prestados, infinitos; quería voz blanca, chillona y aguda de niño… casi como la que lo llamaba “papito”. Nada de lumbalgia, ni facturas de luz y de gas, tampoco quería el “Sí, Señor” diplomático, de ahora,… Sí… definitivamente prefería aquel “sí, señor” de antes, de niño en reprimenda, que en su defecto o en su ausencia iba reemplazado por una cachetada.
El espejo seguía siendo su amigo… tal vez por costumbre – de ambos – de mirar a los ojos, y no reparar en detalles… no, él seguía siendo su más querido compañero de diálogos íntimos, risas bobas, descargas iracundas, muecas… pero esta vez, sin espejo, vio que sus nudillos de viejo eran suyos, porque los vio con sus propios ojos, y apagó la luz y encendió música a todo volumen – un tema conocido, para poder gritar la letra y no pensar –. Pero sólo pudo gritar en su pecho, allá adentro… porque por fuera, las lágrimas absorbían el sonido y rodaban hasta su barba, para humedecerla y contarle que, al fin y al cabo, sus ojos – esos ojos – también habían cambiado esta vez.
Se hundía más y más, irrefrenablemente iba cayendo hacia esas profundidades que tanto le interesaba recorrer, sin embargo, ahora no era empujado por su afán introspectivo, sino que su presencia era exigida sin objeciones por la oscuridad. Un aire gélido iba desplegándose desde su interior y el frío lo embargaba, cuando un haz de luz, que él – ojos cerrados – siente con la piel, irrumpe en el cuatro sin luz y le recorta el cuerpo. Una figurita, al mismo tiempo, recorta el haz oportuno, pequeña, curiosa: “Papi, por qué lloras?”
Dolió aquella despedida de sus años “mozos”, del aroma a ruda de la casa de sus abuelos, del gusto del dulce de leche casero, y de las lágrimas de infancia, impotentes y queribles. Todo había cambiado. Ya unos labios besaban su cuerpo, ya otros le decían, con la voz más dulce del mundo, “papi”.
Quería verano y sol joven; quería corridas por descampados prestados, infinitos; quería voz blanca, chillona y aguda de niño… casi como la que lo llamaba “papito”. Nada de lumbalgia, ni facturas de luz y de gas, tampoco quería el “Sí, Señor” diplomático, de ahora,… Sí… definitivamente prefería aquel “sí, señor” de antes, de niño en reprimenda, que en su defecto o en su ausencia iba reemplazado por una cachetada.
El espejo seguía siendo su amigo… tal vez por costumbre – de ambos – de mirar a los ojos, y no reparar en detalles… no, él seguía siendo su más querido compañero de diálogos íntimos, risas bobas, descargas iracundas, muecas… pero esta vez, sin espejo, vio que sus nudillos de viejo eran suyos, porque los vio con sus propios ojos, y apagó la luz y encendió música a todo volumen – un tema conocido, para poder gritar la letra y no pensar –. Pero sólo pudo gritar en su pecho, allá adentro… porque por fuera, las lágrimas absorbían el sonido y rodaban hasta su barba, para humedecerla y contarle que, al fin y al cabo, sus ojos – esos ojos – también habían cambiado esta vez.
Se hundía más y más, irrefrenablemente iba cayendo hacia esas profundidades que tanto le interesaba recorrer, sin embargo, ahora no era empujado por su afán introspectivo, sino que su presencia era exigida sin objeciones por la oscuridad. Un aire gélido iba desplegándose desde su interior y el frío lo embargaba, cuando un haz de luz, que él – ojos cerrados – siente con la piel, irrumpe en el cuatro sin luz y le recorta el cuerpo. Una figurita, al mismo tiempo, recorta el haz oportuno, pequeña, curiosa: “Papi, por qué lloras?”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Contenido bajo Licencia de Creative Commons
Poesía en Demasía by Diego Mario Maldini Freyre is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Obras Derivadas 3.0 Unported License.
Based on a work at poesia-en-demasia.blogspot.com.